Conocida como la “Dama de Hierro”, gracias a su gran capacidad de liderazgo intransigente en sus cargos políticos, Golda Meir fue política, diplomática, estatista y maestra encargada de ser la primera mujer en la historia de la política Israelí en llegar al cargo de Primer Ministro. Con ello se convirtió también en la tercera mujer del mundo en ocupar este cargo.  Golda Meir, una de las grandes pioneras que logró conquistar territorios judios de poder político durante el siglo XX y que logró sentar las bases para las mujeres del mundo político.

Nacida en el imperio ruso en 1898, Golda Meir, era hija de un carpintero judío de la parte occidental del Imperio ruso que emigró solo a Estados Unidos en 1906 y que dejó atrás a su familia e hijos. Criada junto a su madre y dos hermanas, Golda admiraba a su hermana mayor, quien se había afiliado a círculos sionistas socialistas clandestinos, castigados duramente por las autoridades del zar.

Antes de llegar al cargo de Primer Ministro fue embajadora del Estado de Israel en la Unión Soviética, ministra de Trabajo y Seguridad Social, ministra de Interior y ministra de Relaciones Exteriores. También, fue Líder del Partido Laborista Israelí, siendo la primera mujer en ocupar el cargo.

Durante su periodo como Primer Ministro le tocó enfrentar la Guerra de Yom Kipur en 1973. Además, los israelíes sacralizaron la política de los tres «noes»: no al retorno a las fronteras anteriores a la guerra de 1967, no a un Estado palestino y no a las negociaciones con la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). También, tuvo que hacer frente a hechos como el atentado de las Olimpiadas de Munich de 1972, en el que once miembros del equipo olímpico israelí fueron tomados rehenes y asesinados por una facción de la OLP liderada por Yasser Arafat.

Galardones:

• 1974: Madre de la Humanidad por la organización Madre de América.
• 1974: Premio James Madison por los distinguidos servicios públicos otorgado por la Universidad de Princeton.
• 1975: Premio Israel por su destacada contribución a la sociedad y al Estado de Israel.

Cinco años después de terminar su más importante cargo como Primera Ministra, Golda Meir murió debido a un linfoma, enfermedad que la había obligado a retirarse de la política activa en dos ocasiones. Tras su fallecimiento fue sepultada en el panteón de los «Grandes de la Patria», en el Monte Herzl de Jerusalén.

Fiel a su personalidad y su contribución a lo que hoy es Israel, Golda Meir, sigue vigente en los libros de historia como una de las grandes pioneras de la política que estuvo al frente de Israel en sus momentos más álgidos. “Nunca he sido partidaria de la inflexibilidad, excepto cuando la cosa atañe a Israel. Si se nos critica por qué no nos doblegamos, porque no somos flexibles en la cuestión de ‘ser o no ser’, es porque hemos decidido que, sea como fuere, somos y seremos”, fue una de sus frases más icónicas como Primer Ministro.

En honor a su trabajo, en 1984 el Banco de Israel decidió plasmar su rostro en el billete de 10.000 séqueles. En él figura el retrato de Golda Meir al frente, y en el reverso la multitud de judíos de Rusia dando la bienvenida al primer Embajador de Israel en la Unión Soviética. Contiene la inscripción “Shalah et ami” (“Deja ir a mi pueblo” Éxodo 9:1).